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La historia del nombre NESITE y de nuestro orgulloso deambular.
Errar es humano. Y necesario.
La penicilina. El microondas. Los post-it.
Son solo algunos de los descubrimientos geniales que nacieron de errores clamorosos, casi triviales. De fracasos dolorosos y objetivos no alcanzados. Todos ellos son descubrimientos ingeniosos surgidos de decepciones que parecían irresolubles.
Y sin embargo, tras cada tormenta vuelve el sol que, pensándolo bien, nunca dejó de brillar detrás de las nubes. Simplemente no se dejó ver por un tiempo. Como el Genio, que permanece como un faro encendido en el camino del Errante, pero que en medio de la batalla baja del caballo y se duerme a la sombra de una encina.
Espera a que el Errante termine de errar.
La derrota, la distracción y el tropiezo nos obligan a levantar la mirada: pedimos rendición, una bofetada que nos devuelva al camino recto o una mano para levantarnos. Porque el espíritu humano es el de perseverar en el descubrimiento, aunque debilitado por expectativas no cumplidas. Un descubrimiento compartido.
Una vez de nuevo en la silla, se vislumbra un nuevo horizonte tras la colina: detrás de la curva, el camino a recorrer sigue siendo desconocido. En la orilla nos espera todo un mar por surcar.
Se llama Serendipia y tiene que ver con el arte, involuntario y totalmente humano, de encontrar algo bueno mientras se busca otra cosa. Y de ahí, de la serendipia, nace el nombre Nesite: de un errar obstinado y apasionado, el sentido profundo de lo que hacemos y de la forma en que elegimos hacerlo.
Cada alma tiene sus grietas
Al principio estaba Hiross, una empresa del Véneto especializada en sistemas de climatización bajo suelo. A principios de los noventa, como muchas de las ideas “locas” de aquella época, se expandió tanto que se convirtió en un referente en el sector, tanto en Italia como en el extranjero.
Un deambular heroico, de esos con capa de terciopelo pesado, escudo de plata y un pura sangre que galopa orgulloso hacia el próximo castillo por conquistar.
Hiross, el Héroe, necesitaba nuevos aliados que creyeran en su empresa. Mino Catalano, un ingeniero siciliano tenaz y visionario, resultó ser el Genio que la empresa necesitaba: fue uno de sus motores de crecimiento y el padre de una nueva alma, Nesite — un panel elevado con una estructura muy resistente, innovadora y de alto rendimiento.

NE como NEW (nuevo)
S como SIGMA, el punto de máxima resistencia de un material
ITE como el sufijo de las ROCAS
El nombre es desafiante, reflejo de la audacia del proyecto y de su inventor: en sí mismo cuenta la tenacidad de querer superar los límites, resistir a las debilidades y trascender lo conocido.
Mino siente que va por el camino correcto.
Pero su nueva alma, recién nacida, tiene prisa por brillar. Como una estrella fugaz se enciende al principio, pero luego, perdiendo estabilidad y fuerza, cae bajo la presión de la rápida industrialización y la sobreproducción.
Es un alma errante.
Mino hunde su obstinación en las fórmulas, no se rinde, busca una solución a la fractura que se abre en su alma: duda de sus pasos.
Tras varios intentos sin éxito, Hiross decide retirar el panel de la producción: ya frente al castillo, el pura sangre cede sobre sus patas traseras y espera que el Errante termine de errar.
La rendición se declara: Hiross decide ceder la rama de suelos — para entonces llamada Hiross Nesite — al Grupo Transpack. Era 1996.
Por donde entra la luz
Y sin embargo, el alma resiste — rota pero presente: en los documentos, en los recuerdos de las personas y, sin duda, en los de Mino, en las fichas de proyecto.
Ese nombre sobrevive, Nesite, para recordar que incluso cuando un alma se desgarra, su identidad se renueva. Y todavía tiene algo que decir.
Una promesa incumplida, una serie de caídas y rendiciones han preparado, sin saberlo, un nuevo comienzo: Nesite se convierte en una empresa independiente y igualmente terca para otros Héroes, Genios, Caballos y Damas. Para quienes creen, para quienes se reconocen en ella.

El nombre ha viajado, ha dado vueltas inmensas y luego ha regresado, cambiado sin renegar jamás de sus grietas, de sus orígenes errantes.
Porque es precisamente por esas grietas por donde entra, con fuerza, la luz.
Sin raíces no se vuela
El significado más antiguo y noble del término “errar” remite al acto de buscar, de ponerse en camino, de perderse para luego volver a encontrarse.
Incluso un paso en falso deja huella, y Nesite lo sabe: nace de un “antiguo” error y de un noble deambular y, como cualquiera que está en camino, persevera en tropezar, en medir sus pasos, en aprender y en arriesgarse. En creer.
Sin la conciencia de las propias raíces no se puede intentar volar.
Y si no se logra tomar altura, no desesperamos: a la verdadera evolución se llega a base de errores.
Serendipia: más errores para nosotros | Umaneco by Nesite ©todos los derechos reservados
Textos Chiara Foffano – Ilustraciones Ariele Pirona