Home / News / umaneco /
Huele a piedra y a tiempo. La luz se filtra desde lo alto, se posa sobre el mármol, los terciopelos y las maderas, volando en espirales de polvo.
El silencio es respetuoso, como en las salas de espera. Algo, en la primera planta de la Basílica Palladiana de Vicenza, está a punto de nacer.
La materia se expresa en una sucesión de raíces y vientres que florecen, de generaciones que transmiten la urgencia de crear para proteger y de construir para acoger.
Y en el gesto creativo, ya sea arte, arquitectura o vida cotidiana, seguimos dando forma a lo que amamos.
Origen
Mater Materia – Women Artists for a Visionary Future forma parte del concurso internacional de arquitectura Dedalo Minosse: un diálogo colectivo entre el arte, la arquitectura y la circularidad que devuelve a la materia su dimensión más auténtica, la generadora, la vital.
Hay algo en esta exposición que nos concierne, a nosotros los humanos y a nosotras las mujeres.
Para comprenderlo, hay que entrar con paso tímido, un poco de puntillas, levantar la barbilla hacia las bóvedas para maravillarse al observarlas, para luego bajar, a lo largo de los tapices, y llegar a los mosaicos del suelo, bajo nuestros humildes pies.
Nosotros también somos materia que respira, se emociona, cambia. Se agota y se renueva.
Semillas de paso, con el viento aterrizamos.
Nueve artistas — Paola Greggio, Pina Inferrera, Marica Moro, Daniela Pellegrini, Antonella Quacchia, Silvia Rastelli, Ludovica Sitajolo, Chiara Vellini y Giuditta Vettese — narran la materia como origen y luego como memoria, un instrumento que custodia con orgullo la repetición humana.
Las obras son elaboradas con transparencias y matices, metal y vidrio, fibras, piedras y desechos que se relacionan con el espacio y las personas como seres vivos, aún cambiantes.

Pueden convertirse —generar— en otra cosa, incluso cuando parecen llegar a su fin.
Cada artista interpreta y expresa la materia como una madre que origina, plasma y, finalmente, dona.
La exposición investiga la transformación, la herida, el movimiento del propio cuerpo como parte de la naturaleza, que fluye, se regenera o permanece. Cada obra se convierte en un posible espejo en el que reconocer la propia feminidad, la propia fuerza.
El mensaje percibido tiene la fuerza de un susurro del bosque, que se siente primero en la cara que en los oídos. Y al mismo tiempo es una voz clara en la dignidad de las esculturas, los ladrillos rojos y los soportes que hacen del futuro un camino sobre el que reflexionar juntos.
Estructura y caricias, como la tenacidad de la perpetuación creativa, la acogida de todos los seres y el cuidado maternal por la continuidad del mundo.
La correspondencia entre la forma contemporánea y la memoria histórica del espacio se convierte en el hogar de las emociones de quien mira.
Es una exposición que se narra y se vive, que se toca un poco y se imagina un poco.
Como un latido, como el futuro.
Gesto
La participación de Nesite nace de una profunda sintonía con el mundo del arte; el encuentro con el pensamiento ético de Dedalo Minosse fue natural.
La materia es un gesto concreto de reciprocidad.
Los módulos de suelo técnico, diseñados y realizados para la instalación, forman parte de la narración expositiva, son las bases que sostienen la evolución continua, discretas pero presentes, indispensables para acoger e interpretar la obra.
Bajo cada instalación, como un sotobosque, reside una filosofía que guía el trabajo de Nesite desde sus orígenes: cada espacio, como cada persona, tiene el poder de renacer infinitas veces, si se le sostiene con respeto y visión de futuro.

En la reciprocidad entre el arte y la arquitectura, la materia se convierte en mediadora de la visión y la concreción, la demostración de que toda forma, cuando nace de un cuidado compartido, puede superar el tiempo.
La prueba definitiva de que la belleza es la elección de permanecer.
Vida
La narración de Mater Materia nos recuerda (un poco a modo de advertencia) que el futuro se construye desde el respeto por lo que nos ha generado: toda forma de arte, como toda forma de empresa responsable, es un acto de restitución.
Cada gesto creativo deja una huella y cada huella necesita materia para imprimirse y reverberar.
En la piedra, el hierro, el vidrio y la madera late la misma energía creativa que guía las manos y la mente de quienes diseñan y crean, dando vida.
Es la esencia más humana de la creación.
La materia madre.
Reverberaciones. | Umaneco by Nesite © Todos los derechos reservados
Textos de Chiara Foffano – Ilustraciones de Ariele Pirona
